Educando a Papá, parte I

Cada vez más dias a la semana nos volvemos en tren desde Moreno con destino a casa (o sea, miHaedoquerido). El problema es que volvemos a un horario complicado, entre las 11 y las 12 de la noche, yo no vivo cerca de la estación, y el colectivo que me llevaria a esa hora no me viene a buscar.
Ese es el momento que recurro a papá, por vaga y por codito (porque no voy a andar gastando plata en remises todos los dias), recurro a este maravilloso hombre que me hace la segunda y no entra la camioneta al garage hasta que yo no lo llamé.
Si, mi querido papá, un divino. Pero con un único defecto que he sufrido durante mucho tiempo: en el momento en que lo llamo para decirle que ya llegue a la estación de Haedo y me da el OK de que me viene a buscar, de pronto se ve que se le ocurren millones de cosas para hacer, da vueltas por la casa, espera hasta que venga la propaganda de la pelicula, justo JUSTO le dieron ganas de hacer del 2 en el baño y no se puede aguantar, o quien sabe que otras cosas mas. Y ahi me quedo yo, esperandolo, cagada de frío, en la oscuridad de la noche, indefensa, y bueno, aburrida y ansiosa porque quiero llegar a casa lo mas rapido posible.

Ya está. Lo estudié. Científicamente funciona. Está comprobado y patentado, y si a alguien le queda alguna duda, que se sienta libre de intentarlo también: LA LLAMADA A PAPÁ SE TIENE QUE HACER EN LA LLEGADA A LA ESTACIÓN ANTERIOR. Y claro está que uno no le dice que esta en la estación anterior, sino que dice que ya está en la propia, o a punto de llegar. Y así, una se baja de la estación y como por arte de magia, papá ya esta en su ubicación, o aún más mágico, llega en el mismo momento en que una esta bajando.

PERO OJO! Tampoco hay que abusar de este método. Uno no puede andar llamando dos o tres estaciones antes, y colgar al pobre padre ahí esperando como 15 minutos, porque a la segunda o tercera vez que le hicimos lo mismo, papá se avivó y zas! volvemos al principio de todo. Y encontrar un nuevo método no va a ser nada fácil.