Llego al mediodía, y hay comida, pero me pongo a cocinar.
Lavo los platos, la cocina, hasta limpio la heladera.
Vengo y me conecto, le hablo a todos, a los disponibles, los no disponibles, los que se fueron a comer y a los offline.
Me hago mate.
Miro el video de yolanda producciones, por tercera vez.
Salgo a ver si llueve, y veo el sol.
Le cambio la yerba al mate.
Me corto la uñas.
Junto las uñas que salieron volando.
Me armo un cigarrillo.
Sigo a mi gata que grita y grita, a ver qué quiere. No le entiendo.
Busco el mate, que lo dejé por algún lado de la casa cuando la seguía a la gata.
Se me ocurre pensar qué será de la vida de Juana Molina y me bajo un disco.
Lo escucho.
Me hago trenzas.
Doy vueltas y vueltas y vueltas y vueltas.

Y, finalmente, me entrego a mi destino,
porque ya nadie me da pelota en la internet,
porque si me sigo tocando el pelo me lo voy a terminar cortando y no da,
porque las uñas ya me las corté al ras
porque con mi gata no hablamos el mismo idioma, por más que quiera,
porque no encontré el mate,


y porque no se me ocurrió nada mejor que hacer para no estudiar...