11.11.08

La cochinada

No hay nada que me de más asco que el helado derretido y todo mezclado. Bueno, sí hay más cosas. Pero el helado derretido y con todos los gustos revueltos me da ganas de vomitar. Es una sopa fría de crema con sabor frutilla-chocolate-sambayon-lo que sea todo junto, asco asco y más asco.

Eso NO ES HELADO.

Y hoy volviendo del tren, una señora abuela con sus ñietitas, venían muy contentas tomando-bebiendo-sopando su sopa crema de gustos indescriptibles, y encima de que la simpática señora tomó lo que sobraba del helado de las pequeñas que se habían cansado ya de beber esa pasta de colores y lo mezcló todo en su pote de mitad sopa-mitad helado, tiró los dos potes vacíos sobrantes por la ventanilla del tren ante mi inválido intento de detenerla, y se dispuso a apoyar el pote en su pecho, durante tomo el camino de regreso de caballito a haedo.

Así que me pasé toda la vuelta haciendo mi mayor esfuerzo por esforzarme de no ver tan desgraciado acto de derretimiento y batido de la ya mayormente sopa-y casi nada de helado. Y claro que en estos momentos es cuando salta la ficha sadomasoquista que llevamos adentro, y entonces me la pasé "mirá por la ventanilla, no mires el pote, no lo mires, ay lo miré, vomito, vomito, vomito, se pasó, no mires, no mires, ay miré".

Y para peor, cuando ya me había acostumbrado a la imagen desagradable, la señora abuela no tiene mejor idea de tomar el pote de sopa fría de gustos, con ambas manos, llevarla a su boca, y disponerse a beber la pastosidad que había adentro. Qué mala suerte la mía.

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