18.1.10

don de fluir

Okey, enero, haedo, calor. Amigas en ushuaia, amiga en carilo, amiga ya casi pareja a pocas cuadras. La rutina: el camino verde y una cerveza fría. Un novio que ya casi que ni se sabe si es novio, que flashea y se hace la víctima, el eterno capricho y las vacaciones a uruguay que ya ni se sabe si van a ser o nunca fueron. Un ex que aparece con todo su amor incondicional, con la energía hermosa y me invita a irme unos días con él, que me paga el pasaje, y todo es perfecto. Una mudanza que podría llegar a ser si sacrificamos las vacaciones y unas cuantas cosas más pero por una gran finalidad: el rancho forever. Un trabajo que siempre llega a su fin en diciembre y nunca se si voy a volver a tener trabajo, ni cuándo ni cuánto. Unas nuevas ganas de estudiar, podría ser una cosa, podría ser la otra, podría no ser nada... las opciones: licenciatura en naturopatía o terapia shiatsu. Flamenco, compañia, grupo, bailar, ser. Un mundo de opciones, y la menor de las iniciativas para decidir sola. La opción más cómoda: dejar fluir.

Okey, total es enero, todavía estoy en haedo y hace mucho calor.

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